No abras nunca esa puerta (1952)
No abras nunca esa puerta es una película de terror argentina dirigida por Carlos Hugo Christensen en el año 1952. La trama se desarrolla en un caserón donde una familia comienza a ser acechada por un extraño hombre con una máscara de piel humana.
La película comienza con una joven llamada Nora que recibe la noticia de que ha heredado una casa en la que nunca ha vivido. Junto a su esposo Martín y su pequeña hija llegan a la casa, pero pronto descubren que no están solos en ella. El casero, un anciano llamado Don Fabián, les advierte que no deben abrir una puerta que se encuentra en la planta alta, ya que allí ocurrieron sucesos terribles en el pasado.
Pese a las advertencias, Nora y Martín deciden abrir la puerta y descubren una habitación con objetos siniestros, como una máscara de piel humana. A partir de ese momento, extraños sucesos comienzan a suceder en la casa: objetos que se mueven solos, puertas que se abren y cierran, ruidos extraños. Además, comienzan a aparecer muertos alrededor de la casa, lo que hace que la familia sospeche que el extraño hombre con la máscara de piel humana es el responsable.
La tensión va en aumento a medida que la familia intenta descubrir quién es el asesino y cómo escapar de la casa. Además, descubren que la máscara de piel humana pertenecía a una mujer que había sido asesinada años atrás en esa misma habitación, y que su asesino nunca había sido atrapado.
Finalmente, tras varios intentos fallidos de escapar, la familia logra enfrentarse al hombre con la máscara de piel humana y descubren que es Don Fabián, el anciano casero. Él les cuenta que había sido el amante de la mujer que había sido asesinada en esa habitación, y que había cometido el crimen por celos. Desde entonces, había mantenido su cuerpo momificado en un armario, y había utilizado su piel para hacer la máscara que usaba para cometer los asesinatos.
La película es un clásico del cine de terror argentino, y ha sido considerada una de las mejores películas de su género en el país. La atmósfera opresiva y la tensión que se va generando a lo largo de la trama la convierten en una película escalofriante que logra mantener al espectador en vilo hasta el desenlace final. Además, el uso de la máscara de piel humana como elemento terrorífico ha sido imitado en numerosas películas posteriores del género.
"No abras nunca esa puerta" es una película que ha resistido el paso del tiempo, y sigue siendo una obra de referencia para los amantes del cine de terror argentino. La actuación de los protagonistas, la dirección de Christensen y la fotografía de Ricardo Younis contribuyen a crear una película inquietante y perturbadora, que ha dejado una huella imborrable en el cine argentino.
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